Me sangran las manos,
no de trabajo, ni por los clavos de Cristo
Sino por la pereza
Hermanitos, los veo y sueño
pero con soñar no se hace nada
las cadenas me atan a mi silla,
la silla desde donde veo pasar el mundo
Mi corazón, mi alma, mi espíritu
no me deja en paz, pero que hago
si ya me ate a la realidad creada por quien
Tristeza, dolor, pobreza
no son la contra parte
ya que felicidad, placer o riqueza
no nos hacen mejores
Hoy le reclamo al Padre
un reclamo sin sentido, pues no es el Padre
quien me forzó a esto
Quien más que yo
Yo que quise siempre compartir mi pan
y solo aprendí a ser un mezquino,
un asqueroso de la vida, un fulano de tal
que siempre quiere ser altruista
La opresión del nunca jamas,
el jamas que nunca llego,
mi tierra sangra y
que he hecho yo de tu encargo, Padre mío