Cada tres milenios naces tú
Fría, sombría, inmortal
Tus ojos reflejan la tristeza
De los celtas, el perfume de tu vientre
Me recuerda la rosa de Sharom.
Unico inconfundible, como el unicornio
Ese de cuerno dorado, entonces tú.
Mística, tu apariencia siempre gitana,
Tus cabellos como siempre ondulados
Con la diana asiéndolos, llena de vos.
Casi una niña, y te deseo como la primera vez
Tres milenios te espere, hoy ya no me recuerdas
Solo me miras con temor de niña, con amor de viejos
Y me buscas, para no encontrarme, cuando lo haces
Lo haces bien, creo entonces recuperarte, creo entonces
Vivir de nuevo, como en la antigua ciudad de Tikal.
Entre jaguares, quetzales, monos y bestias
Que jamás ni tú ni yo veremos más.
Y mi corazón se entristece, y pido perdón
Ayer regrese a Tikal, por el paso nuestro,
Desde Copan, caminos olvidados por los hombres
Ya no sirven más, pude pasar solo dejando mi cuerpo atrás
Y encontré la nueva Tikal, su señorío jamás se compara
Al de nuestros hermanos, los voladores.