Contemplo tus ojos
y como dardos envenenados
penetran en mi ser
que parten la efímera existencia
inundándola con la complacencia
de al menos verte un instante.
Tienes el poder
de convertir mi día en noche
mi noche en día y hacerme volar
en el éter fecundo de sueños contigo
Veo en tu vientre el cielo
y el firmamento roza mi rostro
el placer de acariciar tu piel
me lleva al éxtasis del Nirvana,
más cuando
la delicadeza de tus manos en mi boca
produce tempestades internas
que queman mis entrañas
te observo bien;
desde siempre mi búsqueda
fuiste tú
La princesa de la Rosa, con la que soñé,
mi amada
fuiste tú, desde siempre
desde la oscuridad primera,
hasta el día de la luz última
Hasta siempre
ocuparas un sitio en mi corazón
Donde has estado siempre
aún sin conocerte
Siempre tú
hasta siempre, desde entonces
hasta el fin
Fuiste tú
Moro